Las mascotas con las que creciste, las visitas a la casa de los abuelos que te recibían con mil y un agasajos, las caimaneras de futbol usando puñados de monte para hacer las porterías, las vacas para comprar el “teipe” y hacer las pelotas para jugar béisbol en la calle, robarte el palo de la escoba de la casa para jugar chapita, gritar "PEROLIIIIIIIITO" al darle esa mamarro e' patada a la pelota, aguantar los pelotazos jugando fusilao (era el gordito del grupo.. que esperaban? hehehehe), las noches de loco escondido en el patio de 100 metros cuadrados, los panes y chowis (nunca supe como se escribe esa palabra) asados!, las coñazas boxeando con mi tío por 5 bolos pa’ comprar chucherías (en esta esquina, pantaleta fina! en esta otra, pantaleta rota!)...
Nunca quise ser adulto..
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